Monday, November 16, 2009

Recuerdos de lo que nunca pasó

Ya pasó, eso es definitivo. Es inalcanzable, un lugar que nunca existió, pero que ya pasó al mismo tiempo. Y ahelarlo, sensación exasperante de impotencia.

Ahora lo sé, que cuando lo pienso existe. Que cuando escucho esta música y lo siento en realidad está pasando.

Sobre todo: que si me voy anhelaré volver porque estaba más cerca y que si me quedo desearé haberme ido porque lo olvido.

¿Y todo con tal de no saber del presente? Porque a veces pienso que tal vez en 1980... A veces pienso que tal vez en otro ambiente.

Entonces puede ocurrir que me acerco. Y lo odio. Y aún así, de afuera, todo parece tan deseable siempre.

The grass is always greener on the other side.

Y tal vez, con el paso del tiempo, he hecho mi propia historia, mis propia vida parecida a mis recuerdos de lo que nunca pasó. Llevo años escuchando Caifanes, su música vive en mi cuando la escucho y aún así yo no soy quien sueño en esas fantasías de lo que nunca pasó.

Aunque creo que sí pasó.

Me duele tanto sentirme así. No puedo hacer mucho ahora, pero me duele mucho. Y aún así es el dolor que me gusta. El que me hace vivir.

¿En el pasado que nunca ocurrió?

No. En la promesa. En la promesa de vibrar así. Tan solo otra vez más. Porque nunca es suficiente. La promesa de amar de nuevo bajo ese cielo, de descubrirla de nuevo, encarnada en otra, claro, pero ella, la mítica, que siempre se me escapa.

Igual que la vida que quiero tener.

Y esa promesa, de amar así, de contemplarte, desnuda, en la cama, de conocer tu cuarto, de descubrir esa candela que te regalé en tu mesa de noche, de no cesar de encontrar esos pequeños detalles que te hacen mía. De esos lugares. De esa forma tan inocente de enamorarse. Y sí, de que seas tan bella también. Sí, es esto lo que me hará regresar aquí, no importa cuanto tiempo pase ni donde esté.