"It's only incidental that computers execute programs. (...) The important thing about a program is that it's something you can show to people, and they can read it and they can learn something from it. It carries information. It's a piece of your mind that you can write down and give to someone else, just like a book."
- Steven Levy, Hackers
Wednesday, October 20, 2010
Tuesday, October 5, 2010
¿Quién quiere perder el tiempo?
Entró por la puerta principal al lobby inmenso del hotel. Subiendo las escaleras automáticas se abrían sobre él todos los niveles de habitaciones, que se desplegaban como balcones concéntricos sobre el nivel principal. Se acercó rápidamente al mostrador, y, finjiendo compresión y manteniendo la compostura a la vez, le dijo a la recepcionista:
- Vengo a entregar algo a alguien que trabaja aquí. Su nombre viene escrito en el sobre.
- Su departamento se encuentra al final del pasillo a mano derecha, puede dejárselo ud. mismo.
Se había prometido antes de salir de casa que no iría a dejárselo él mismo. Si ya todo esto era una pérdida de tiempo, mirarlo al rostro, en fin, estar ahí con él lo haría algo mucho peor. Algo capaz de despertar sus más inconvenientes emociones. No.
Pero tampoco insistiría a la recepcionista a este respecto. Debía confesar también que se había vestido antes de salir para estar listo para este caso.
Caminó, entonces, por un pasillo en el cual se situaban todos los nuevos restaurantes del hotel. Les pasó en frente, uno a uno, mientras se acercaba al final, que era en realidad otra entrada al hotel. Cuando llegó ahí, dobló a la derecha como le habían indicado.
Vió una recepción al poco tiempo; se preguntó si ese era el lugar, si tal vez tendría que dejarlo con otra recepcionista, con un encargado, y luego solo largarse... Pero no, no era ese el lugar.
Sigió caminando, al tiempo que se percató de que, al final de ese otro largo pasillo, todo en línea recta, se encontraba el departamento que buscaba. Y recordó, entonces, que él probablemente estaría en la recepción. No habría marcha atrás: tendría que verlo.
Caminó determinado y con su mejor cara de poker. Conforme se acercaba notaba, cada vez más inequivocamente, que la única persona en recepción era él, a quien buscaba. Vestido como empleado del hotel.
Continuó su camino, con unos pasos fuertes que, le sorprendía ya estando tan cerca, no lo hicieran a él vovlerse para verlo llegar, a ese recóndito y aún así conocido rincón del hotel. Pensó que tal vez todavía se encontraba él en su dominio.
Entonces se acercó tanto que tuvo que volver su mirada del mostrador de recepción y tuvo que notarlo. Su sorpresa fue casi instantánea.
Caminó igual que como venía, sin modificar nada, excepto una ligera sonrisa, entre cortés e irónica.
Lo vió a los ojos. Literalmente tenía la boca abierta. Volvía a ver para todos lados y no atinaba a decir nada. Lo miró sólamente el tiempo suficiente para disfrutar de su sorpresa, entonces sacó el sobre y lo tiró sobre el mostrador. El sobre cayó de forma tal, que tenía hacia arriba la cara donde había escrito el nombre de él.
El otro no salía de su asombro. Se dejó un segundo para contemplar la estocada que había propinado, y entonces, con una determinación que ignoraba que tenía, le dijo:
- Cuidate! :-)
Dió media vuelta y se fue, resistiendo, hasta el final, la curiosidad de volver a ver atrás.
- Vengo a entregar algo a alguien que trabaja aquí. Su nombre viene escrito en el sobre.
- Su departamento se encuentra al final del pasillo a mano derecha, puede dejárselo ud. mismo.
Se había prometido antes de salir de casa que no iría a dejárselo él mismo. Si ya todo esto era una pérdida de tiempo, mirarlo al rostro, en fin, estar ahí con él lo haría algo mucho peor. Algo capaz de despertar sus más inconvenientes emociones. No.
Pero tampoco insistiría a la recepcionista a este respecto. Debía confesar también que se había vestido antes de salir para estar listo para este caso.
Caminó, entonces, por un pasillo en el cual se situaban todos los nuevos restaurantes del hotel. Les pasó en frente, uno a uno, mientras se acercaba al final, que era en realidad otra entrada al hotel. Cuando llegó ahí, dobló a la derecha como le habían indicado.
Vió una recepción al poco tiempo; se preguntó si ese era el lugar, si tal vez tendría que dejarlo con otra recepcionista, con un encargado, y luego solo largarse... Pero no, no era ese el lugar.
Sigió caminando, al tiempo que se percató de que, al final de ese otro largo pasillo, todo en línea recta, se encontraba el departamento que buscaba. Y recordó, entonces, que él probablemente estaría en la recepción. No habría marcha atrás: tendría que verlo.
Caminó determinado y con su mejor cara de poker. Conforme se acercaba notaba, cada vez más inequivocamente, que la única persona en recepción era él, a quien buscaba. Vestido como empleado del hotel.
Continuó su camino, con unos pasos fuertes que, le sorprendía ya estando tan cerca, no lo hicieran a él vovlerse para verlo llegar, a ese recóndito y aún así conocido rincón del hotel. Pensó que tal vez todavía se encontraba él en su dominio.
Entonces se acercó tanto que tuvo que volver su mirada del mostrador de recepción y tuvo que notarlo. Su sorpresa fue casi instantánea.
Caminó igual que como venía, sin modificar nada, excepto una ligera sonrisa, entre cortés e irónica.
Lo vió a los ojos. Literalmente tenía la boca abierta. Volvía a ver para todos lados y no atinaba a decir nada. Lo miró sólamente el tiempo suficiente para disfrutar de su sorpresa, entonces sacó el sobre y lo tiró sobre el mostrador. El sobre cayó de forma tal, que tenía hacia arriba la cara donde había escrito el nombre de él.
El otro no salía de su asombro. Se dejó un segundo para contemplar la estocada que había propinado, y entonces, con una determinación que ignoraba que tenía, le dijo:
- Cuidate! :-)
Dió media vuelta y se fue, resistiendo, hasta el final, la curiosidad de volver a ver atrás.
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